Llegaba el día de su primera montería, ilusionada como
cualquier montero cuando llega al fin, su primera montería de la temporada.
Ella nunca cazo, ni fue a puesto acompañada de nadie, pero
le gustaba, veía siempre algo que llevamos los cazadores dentro del alma, la
ilusión de conocer la naturaleza en todo su esplendor, (acompañándonos en el
pensamiento la absoluta necesidad de regular las especies cinegéticas para el
bien de nuestro ecosistema), abra quien no entienda esto, pero es así.
Ella lo vivía como esposa de guarda, como trabajadora de los
dueños de las fincas, camarera, señora de limpieza y un sin fin de oficios mas
dentro del mundo cinegético, y por
supuesto, agradeciéndoles ante todo, el puesto de trabajo que les daba, ya que
de alguna manera u otra, era una ayuda muy sustanciosa para la economía de su
casa.
Su marido, apasionado de la caza pero sobre todo del mundo
de las rehalas, como su hija.

Se realizaba la montería de La Aliseda, su marido lo sabia, y
yo también, y como buen marido y buen amigo, así lo hicimos, regalarle un día o
dos, una montería y un gancho que realizaba la sociedad, a “puesto rehala” que,
como todos sabemos, se puede conseguir mas barato, y a veces hasta casi
regalao!!! así que desde el día anterior a la montería, empezamos a preparar
los bártulos, en este caso mi rifle (ya que ella está en tramites de sacarse su
permiso correspondiente), las balas, el morral, el machete, los prismáticos, el
visor y un morral colorao.
Llegada las ocho de la tarde del día anterior a la montería,
nos dirigimos a Santa Elena, donde se celebraba la junta de monteros y el
sorteo previo a la montería, llegados allí y saludar a algunos monteros
conocidos, nos tocaba en suerte el numero 1 de la armada “el carril”puesto de (la
rehala Jacobo), el nuestro precisamente!..el postor? Alfonso Piote.
Seguidamente y con la
suerte en la mano, oíamos decir ¡!que si la mancha no estaría tan buena como el
año pasado!!, por aquello de que en el parque natural tenían las reses cebadas
por una montería que echarían, ¡! que si parecía que los venados, por aquello de
que la berrea era tardía y al a ver bastantes ciervas, los venados estarían en
la mancha…en fin! Excusas que nosotros mismos queríamos oír y a veces ni
escuchar. Pero con nuestro mayor respeto, forma parte de este evento cinegético
que sin lugar a dudas engrandece nuestras monterías.
El puesto que nos tocaba en suerte fue el 1 del carril, como
he dicho anteriormente, el postor Alfonso Piote como también lo dije.
Las posturas ni las
se.. Creó que al menos fueron 10…yo que se!! Si en esta entrada de lo que se
trata es de hablar de nuestra amiga montera..!
Las salidas por orden fue el numero 9, serian de las ultimas en partir
hacia los puestos.
Así lo deducimos y sabíamos,
ya que tendrían que cerrar la mancha a cazar, e de suponer que a lo que a
nuestro puesto se refiere, estábamos en medio de lo que se monteaba, es decir,
lindando con “La Barbuda” que nos quedaba en frente y “Nava Martina” que
quedaba a la derecha de nuestro apreciado puesto.

Y sin mas, y sobre las doce y media del medio día, ya estábamos plantados
en el puesto, Raquel Gálvez y yo, su reluciente todo terreno blanco a veinte
metros de nosotros, por supuesto en el carril!, presagiábamos que nos traería
suerte…por que no!??, a nuestra izquierda el dos, según como lo mires! dado que estábamos en el centro..si miras para
abajo a la izquierda y si miras para arriba a la derecha..el dos le tocaba en
suerte al hijo de Dimas de Santa Elena, nada mas y nada menos!!! , Siempre recodaba desde muy pequeño, que
desde sus abuelos hasta sus ultimas descendencias, que le pegaban un tiro a un
mosquito a mas de mil metros con una pistolilla de aire comprimido y sin plomos!
tres venados que le entraron, los tres
fueron al suelo..lo peor? Me corto un pedazo chaleco fallándole los tres
supositorios que le lance a ocho metros de distancia..
El drama en mi postura y el acontecimiento en a lo que
nuestra cacería se refería, el no poder deleitar a esta nueva monterita, me
supuso casi una depresión aguda...no teniendo mas remedio que echar mano a nuestro
morralillo colorao, el que llevaba ella colgado del hombro, así que en mitad de
la montería decidimos meterle mano.
Ocupado por unas
lonchas de “jamón Navidul” ibérico por cierto!, “queso puro de oveja” (marca
casa Pucherete) súper delicioso de nuevo
por cierto!, una botella de ribera, eso
si!! Un poquito picao!!(por supuesto comprada, ya que las conservo mejor que en
casa pucherete durmiendo y acostado) y unos trozos de pan casero que ni os
cuento!!
Después de llenar un poquito el buche de los dos ocupantes
del puesto y transcurrida la montería, solo cabía recoger bártulos, llevarlos al
coche y rastrear mi supuesto venado, cuando mismamente en el carril, tres
perreros se acercaban, con sonrisas, quizás por cosas que ni me importan o por
cosas en la que si…pues al preguntarle si habían visto un venado pinchado cerca
del puesto numero uno, me señalaban en
que había dos venados en el carril y otro en el numero dos…me dije..Dios mío ! mi
amiga Raquel me lo decía..!
De pronto, apareció
el verdadero dueño de la ansiada res.. el hijo de Dimas!! Montero donde los
allá, tres venados pasaron por su puesto y tres venados al suelo!
Después de varias
comprobaciones en el terreno que no me cabía duda, pude deducir que los tres
eran suyos.
Seguidamente, solo cabía ir a comer en la junta y
posteriormente a casa Popi, para aliviar
de alguna manera u otra el fallar el venado que tanto deseaba.
Durante el tiempo que estuvimos en la comida, y dado que
empezó a llover desmesuradamente, tan solo veríamos en la junta de carnes, cinco
venados y una guarra matada por unos amigos nuestros…seguramente se mataron
mas..en cuanto me informe o informéis, rogaría que lo publiquéis en comentarios.
Finalizando esta crónica de mi
vivencia cinegética, quisiera agradecer especialmente a Juan Gualda, marido de
Raquel, por la confianza que en todo momento a depositado en mi para que su
señora viviera la montería de una forma diferente