EL CASTILLO DE OTIÑAR ( Entre risas y lagrimas)

En la postura acompañado de nuestros inseparables compañeros

Una vez llegado el esperado gancho que sin duda nos pensábamos que seria nuestro día, una vez mas, las esperanzas de abatir un guarro se fueron al traste mas ver la postura en suerte que en este caso escogí con entusiasmo y esperanza.

Vista de nuestra postura

El día 9 de enero, se celebraba un gancho de guarros de la mano de José Galván, organizador de este evento cinegético en el Castillo de Otiñar, una finca muy quebrada pero que prometía y prometió, para los mas afortunados y los mas sufridos, dado que las 12 primeras posturas a salir y en sortear, necesitarías piernas y valor acompañado de ganas para iniciar la escalada.

Aproximadamente se iniciaron las salidas sobre las 10:30 AM, una vez nombrado, sobre en mano y esperanzas en la mente, nos tocaba en suerte el 1 del portillo, acompañado de Santi Palomares en el 2 y sucesivamente hasta cubrir los 8 puestos quiero recordar que cerraban esta armada.

La junta

Los primeros tiros se empezaron a escuchar sobre las 12:30 PM, justamente a la cima de nuestra postura, una vez soltada la rehala, un guarro importante de tamaño, decidió subir a la cima en huida de los canes, cosa que esperábamos dado que los guarros tienden a subir y no a bajar, y mas si los hermanos Raya se encontraban por ahí!! Pues como he dicho en algún que otro comentario, tenemos el cenizo del siglo que nos ocupa. Después de varios disparos cercanos a nuestros puestos, los canes se dejaron ver como una manada de ovejas aburridas, ya no por falta de guarros que en esa mancha en concreto levantaron un par de ellos, sino porque solo era eso un par que pudieron tirar los mas afortunados de esa armada que no eran muchos, por solo decir uno, pues el otro fue un agarre que no llegaron a cobrar.

La lluvia hacia en vez en cuando las delicias, y echando mano al paraguas, aguantamos hasta que nuestro amigo montero Santi Palomares, aburrido en una postura sin vista y sin tiradero, nos comunicaba que la montería se había acabado hacia tres horas, la misma hora en que desenfundamos el rifle, gran conocedor de la sierra no se equivocaba, pues nada mas llegar aparcar el coche, nos comunicaba que estaba todo terminado, postura de carril donde el único tiradero un poco afable, lo teníamos justamente detrás de donde realmente los canes empezaban a trabajar.

Ya todo estaba acabado, sobre todo en nuestras mentes, la de mi hermano y la mía, con tristeza y risas por no llorar, nos mirábamos y de alguna manera u otra, consolándonos y como si la telepatía se apoderara de nosotros, en nuestras mentes solo pensaban en abandonar la postura y dirigirnos a tomar una cervezas para apaciguar nuestra mala racha cinegética.

Una vez llegados a la junta, de los primeros por cierto! Nos trincamos un par de ellas haciendo un ligero descanso hasta que llegara nuestros amigos Alberto Vacas y Carlos Jover junior.

nuestro acompañante extra

Monteros reconocidos se dieron cita como Perico Lillo, Fito, Popi, Eduardo, Alfonso Moraleda entre otros como los hermanos Raya “nosotros” y una vez terminado el evento, solo nos quedaba eso, comer y beber hasta poder olvidar una vez mas la mala racha que nos acompaña en cada evento cinegético, tendría que destacar las risas sin causa que se apoderaba de nosotros en la comida y en el viaje, quizás por no llorar, pero lo que si es cierto, que el dolor de riñones de lagrimas alegres derramadas durante el día, no me lo quita nadie. Y así trascurrió una vez más, una montería entre risas y alegres lágrimas o mejor dicho, reír por no llorar. 21 guarros fueron abatidos destacando el de perico que seguro toca metal. Recomiendo ver en http://www.demonteria.blogspot.com/

La comida la catalogaría muy buena, con un guante por persona de 15€, entremeses de jamón, queso, salchichón, chorizo, pescado frito y unos buenos garbanzos, nos alegraron la tarde, pues tendría que decir que el servicio de hostelería fue un poco lento pero eficaz..

PRECIO DEL GANCHO: 150€

ORGANIZACIÓN: sobresaliente.

El castillo de Otiñar